Las energías del Alma

Las energías del alma

En una sección anterior expliqué qué es el alma y que en ella además de residir nuestra consciencia hay una parte de la energía Divina que está en todas las cosas. Dije que el alma es una energía consciente capaz de sentir y de tener voluntad.
También expliqué que el alma creaba energías con sus emociones y sentimientos y que esas energías interactúan con el resto de seres y almas, generando en ocasiones vínculos de amor y en otras karmas negativos que se han de corregir en vidas sucesivas. 

Ahora quiero profundizar y matizar un poco mis palabras, en realidad no es que el alma cree energía a través de sus emociones o sentimientos, la energía no se puede crear ni destruir, ni siquiera la energía espiritual y por eso las almas son eternas. Lo que hace el alma es cambiar levemente la vibración de la energía que le es propia o emitir energía de procedencia espiritual. Lo voy a explicar en profundidad:

El alma tiene (aparte del Espíritu Divino que reside en todas las cosas) tres tipos de energía diferente, la primera es la energía consciente que somos, donde reside nuestra voluntad, es nuestra esencia, por lo que es siempre la misma, podemos modificar muy poco a poco su vibración a medida que aprendemos las lecciones y corregimos nuestros defectos, pero su esencia íntima y profunda no se modifica nunca, simplemente se "pule" hasta que brilla como lo hizo en su origen, eso es el alma propiamente dicha.

Aparte de la energía que somos, el alma se alimenta de la energía espiritual de los alimentos que nutren el cuerpo, no estoy hablando de la energía mecánica que nutre el cuerpo (hidratos de carbono, grasas...) sino de la energía espiritual que esos seres de los que nos alimentamos tienen, lo que en las antiguas religiones orientales se conoce como "prana". 
Como todos tenemos energía espiritual, cuando morimos, aunque el alma sale instantáneamente del cuerpo, parte de sus energías se quedan en él, saliendo poco a poco en los dos o tres días siguientes al fallecimiento. Cuando comemos un animal nos estamos comiendo también su "prana", y como ha sido sacrificado lo último que el alma de ese animal ha emitido es miedo, tensión, dolor... y de eso es de lo que alimentamos el alma. Sin embargo la energía espiritual de los vegetales, su "prana", es muy diferente, está lleno de vida y de Espíritu casi siempre, rebosa de la energía del agua y del sol y es mucho más beneficioso no sólo para el cuerpo sino, y sobre todo, para el alma.

Pero además de estas energías el alma también se nutre, por decirlo de alguna manera, de la energía de las dimensiones espirituales.  Aunque la visión habitual es que el alma está de algún modo encerrada en el cuerpo como si fuese una prisión, esto no es del todo cierto. El alma está en contacto con los mundos espirituales todo el tiempo, en el sueño o en la meditación puede alcanzarlos de manera más intensa, pero nuestra esencia está sutilmente en contacto siempre con las dimensiones energéticas más  afines a su modo de ser, a su vibración espiritual, de modo que una persona que está llena de buenos sentimientos estará en contacto con dimensiones espirituales buenas, y al revés, cuando sentimos ira, rencor, envidia, odio, tristeza nos conectamos a mundos espirituales negativos y a los seres que los habitan. Por eso a veces se entran en dinámicas positivas o negativas, en actitudes buenas o pensamientos cíclicos y perturbadores, porque no sólo depende de nosotros mismos sino de la energía espiritual a la que estamos conectados y que atraemos hacia nosotros. El alma recibe sutilmente la energía de esos mundos espirituales y la proyecta haciéndola suya e imprimiéndole su propia esencia, modificando su vibración a veces. 
Cuando el alma se "alimenta" de las energías de las dimensiones elevadas es maravilloso, pero cuando entra en contacto con lo negativo puede ser terrible.
 
Podemos sentir millones de cosas a la vez, muchas de ellas se quedan, tras un tiempo donde las sentimos con más intensidad, adormecidas  en nuestro interior, creando karmas en ocasiones. Por eso si has tenido problemas con alguien y no los has solucionado conviene que te hagas consciente de ello, si alguien despierta en ti sentimientos de rencor, de envidia, o cualquier otro tipo de sentimiento negativo trata de cambiarlo, a veces no es necesario hablar con esa persona, se trata de un trabajo individual, se trata de perdonar, de no tener las cosas en cuenta, de olvidar y dejar ir, de soltar la carga. Perdonar es un acto de la voluntad y es muy fácil, solo hay que querer hacerlo.

Cuando no perdonamos a alguien, o cuando alguien nos hace sentir inferior y nos causa algún tipo de miedo, complejo o temor (y en el caso opuesto también, cuando nos consideramos más que los demás y abusamos) estamos generando un karma con esa persona, la vibración de nuestra alma, la energía que proyectamos hacia esa otra persona (o personas) es negativa todo el tiempo, aunque sea de forma muy sutil y sea un sentimiento dormido, creándose así un karma, que aparte de la energía que se emite hacia esa persona o grupo, es también un modo de vibrar el alma hacia una determinada situación, persona o personas.  Voy a explicarlo un poco mejor, si sentimos rencor o miedo hacia alguien, si permitimos que alguien abuse de nosotros y entramos en un estado de indefensión aprendida en el que no nos vemos capaces de defendernos, si sentimos envidia, odio, ira, o si sentimos que somos más  que alguien y que podemos "machacarlo" estamos generando una energía negativa hacia esa persona y normalmente esa persona va a devolvernos otra energía negativa también, creándose un gran conflicto espiritual entre ambos. 
Cuando esas dos personas mueren y van a dimensiones de luz donde todo es amor y paz, esos karmas cambian y casi siempre somos capaces de perdonar a la otra persona. El problema es cuando nos volvemos a encarnar, cuando dejamos de sentir ese amor y esa paz y de repente nos volvemos a encontrar con esa persona, que puede ser que en esta vida la veamos por primera vez pero ya nos causa rechazo, o "mal rollo", o te parece imbécil sin motivo, o todo lo contrario, te causa una primera impresión muy buena pero a medida que lo vas conociendo entras en un montón de conflictos y problemas con el o ella... Eso pasa porque los karmas no son solo la energía que se genera ante una situación, persona o grupo, sino que son sobre todo, el modo que el alma tiene de vibrar ante esa situación o esa persona, de modo que si no aprendemos las lecciones que la vida nos da, si no aprendemos a sentir buenas emociones hacia esa persona, si no somos capaces de perdonar de corazón, o de valorarnos y poner límites, de dejar de sentir rencor, miedo, ira o rabia, de nuevo se van a vivir situaciones conflictivas entre ambos, y cada vez mayores, porque el alma, de modo inconsciente, recuerda a esa persona y los conflictos de vidas pasadas.  

En las dimensiones espirituales se sigue aprendiendo y hay personas que avanzan más allí que aquí, pero hay lecciones que solo se aprenden a través del sufrimiento y el dolor, y Allí solo hay amor y no es posible superar algunos de los karmas contraídos en la Tierra, porque por desgracia se necesita la purificación y la expiación a través del sufrimiento, sobre todo en las personas oscuras y malvadas (no estoy diciendo que los que sufren sean malos, se sufre por muchos motivos, pero en los seres oscuros el sufrimiento tiene un componente de expiación)

Puede ocurrir también que una o las dos personas que tienen un karma entre sí no vayan a las dimensiones de Luz cuando mueran y se quede o queden en la oscuridad. En ese caso, si los dos se quedan en la oscuridad los karmas aumentan muchísimo y al volver a nacer deberán continuar sufriendo esas relaciones de miedo y odio.

Si uno de ellos está en la luz y el otro se queda en la oscuridad es muy posible que, si no se consigue aprender la lección debida, el ser de oscuridad encuentre al de luz en la próxima vida y le cause muchos problemas, y de eso trata la siguiente sección de la página.

Las energías que más fácilmente se perciben son las de los sentimientos y las emociones, pues son las más inmediatas y las que se proyectan con más facilidad, sin embargo las energías de la esencia propia de una persona están más "escondidas" en el interior y para percibirlas hay que profundizar en cada uno, por debajo de los sentimientos y emociones que se tienen en momentos puntuales o en temporadas de la vida. Es por eso que a veces puede llevar a error al tratar de entender a algunas personas desde el punto de vista espiritual, ya que proyectan algo que no son en realidad.
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