La infancia y la juventud de Jesús

Los años ocultos 

Toda la infancia y la juventud son un misterio en los evangelios canónicos. El único episodio que aparece al respecto es el que Jesús se pierde y es hallado en el Templo entre los maestros de la Ley judía. ¿Por qué no hay nada acerca de esos años? Porque como se ha dicho en el apartado anterior, los evangelistas, a excepción de Juan, no conocieron a Jesús y poco sabían de su vida. Como no había profecías sobre las que construir una historia del Mesías a esa edad, dejaron en blanco todos esos años.
Juan, por su parte, se centra en la vida adulta de Jesús y no nombra nada antes de esa época.

Así que, para la Iglesia, Jesús vivió con su familia hasta cerca de los treinta años, sin hacer nada reseñable, hasta que empezó a enseñar, con treinta años. Sin embargo, viendo la personalidad, las enseñanzas y los dones extraordinarios de Jesús, no parece muy coherente esa ausencia total durante tanto tiempo.

En el siglo XIX, Nicolás Notovich, un periodista, aristócrata y aventurero ruso, encontró varios textos en un monasterio de Nepal que contaban que Jesús había estado allí de joven. Según decían los Lamas y según constaba en los escritos, éstos habían sido llevados hasta allí por mercaderes judíos, solo tres o cuatro años después de la crucifixión.                                        Los manuscritos relatan que cuando Jesús iba a cumplir trece años, su padre, como mandaba la Ley judía, le obligaba a contraer matrimonio en contra de su voluntad. Lleno de inquietudes y para huir de un destino que no quería, el pequeño Jesús huyó de casa y se unió a una caravana de mercaderes que iba hacia la India. Cuentan que Jesús, aun siendo un adolescente, enseguida cogió fama por los lugares por donde pasaban, sobre todo por su modo de hablar. 
Dicen que en la India, Jesús se quedó seis años a vivir en un monasterio de monjes Brahmanes, aprendiendo, entre otras cosas los Vedas, las sagradas escrituras hindúes. Después viajó por todo el país, enseñando a la gente, incluso a las castas inferiores, "los intocables", a quienes los sacerdotes tenían prohibido que se les enseñase. Sin embargo Jesús los trataba como a sus iguales, como a hermanos, y pasaba horas enseñándoles. Por ese motivo los sacerdotes se enfurecieron, y Jesús tuvo que huir de varias de las ciudades por donde iba enseñando. Llegó al Nepal y al Tíbet, y recorrió la cordillera del Himalaya. Allí permaneció varios años también, leyendo las enseñanzas de Buda, hasta que finalmente, decidió volver a Galilea. A su regresó pasó por Persia, donde se practicaba una religión llamada mazdeísmo (de la que después derivó el mitraísmo, que tanto influyó en san Pablo) predicado siglos antes por Zaratustra, que decía que había un dios del bien y un dios del mal.  Jesús les enseñó que no había Dios fuera del Bien, pero los sacerdotes se enfurecieron y le dieron una paliza abandonándolo a su suerte, dándolo por muerto fuera de las murallas de la ciudad. Cuando se recuperó siguió su camino hasta que regresó a Nazaret.
Estos manuscritos cuentan con mucho más detalle los episodios descritos y se pueden leer completos en el libro "Los años perdidos de Jesús".
Cuentan cosas importantes sobre los hechos que ocurrieron a su regreso en Judea, pero hablaré de eso en otro apartado posterior.

Muchos han tratado de desacreditar estos textos y han calificado de mentira el hecho de que Jesús estuviese en Asia siendo joven. Incluso, posteriormente, surgió una corriente que cuenta una versión deformada, irreal y absurda de la misma historia, que dice que Jesús estuvo en Asia después de la crucifixión, pues según esta ridícula versión, Jesús no murió en la cruz, y fue cuando se recuperó de las heridas de la cruz cuando viajó por Asia (en varios lugares del continente asiático hay supuestas tumbas de Jesús) 
Nicolás Notovich escribió una obra explicando su viaje y contando lo que decían los manuscritos que encontró en el Tibet  acerca de Jesús. Sin embargo, como era de esperar, se encontró con la oposición de la Iglesia, todavía muy influyente, y sufrió una campaña de desprestigio tremenda. Campaña que alimentó el propio Notovich cuando confesó que para escribir su libro no había sido completamente fiel a los manuscritos originales, y había construido con sus propias palabras parte del relato, por lo que lo tacharon de fraude aún con más ahínco. 
Sin embargo él no fue el único que encontró textos que hablaban de Jesús y de su presencia en Asia, hubo más personas que lo hicieron y escribieron sus experiencias y las historias que se contaban sobre el Mesías. De las obras que existen dando fe del viaje de Jesús por Asia, la de Notovich es posiblemente la menos fiable, pues los textos eran frases sueltas, enseñanzas breves, y Notovich, como él mismo reconoció, los varió y adaptó para crear una historia, igual que ocurrió con los evangelios originales. 
Nicolás Roerich, Elizabeth Caspari y Swami Abhedananda,  tres personas con renombre en la época, también atestiguaron haber visto los manuscritos en el monasterio budista de Himis. 

Para mí, un dato esclarecedor, es que el evangelio de Juan, el único evangelista que conoció a Jesús, comienza con una cita que se encuentra de forma muy similar en los Vedas:
                                                                 "En el Principio existía la Palabra, 
                                                                   Y la Palabra, estaba junto a Dios, 
                                                                   Y la Palabra era Dios".

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