Todos existimos en otras dimensiones antes de nacer por primera vez en la Tierra. Allí somos energía consciente, almas, seguimos siendo nosotros mismos, como he explicado en otros apartados, solo que sin cuerpo. Nuestra existencia en esas dimensiones está encaminada a aprender, a mejorar y a evolucionar, pero allí no existe el sufrimiento o el dolor, llevamos una existencia mucho más feliz que aquí.
En esas dimensiones todo está formado por energía, hay árboles, plantas, animales, igual que aquí, pero no hechos de materia, sino de energía, una energía más densa que la luz pero menos que la materia. Existen lugares increíbles, mares inmensos y brillantes, montañas, lagos, bosques... todo está hecho de una energía hermosísima, todo está lleno de amor. En esas dimensiones podemos "jugar", podemos reír, podemos "hacer deporte", "leer"... no es una existencia tan diferente a la que llevamos aquí, solo que mucho mejor porque no dependemos de la materia ni de las leyes físicas, ni del tiempo, ni existe la muerte, y todo cuanto hay emana Amor, paz, pureza, y estamos conectados al resto de almas y a la Divinidad.
Pero hay defectos en nuestra esencia que no podemos expiar o mejorar sin los sufrimientos que experimentamos en el mundo físico, por ello es que decidimos encarnarnos para poder aprender y evolucionar de otro modo.
Antes de nacer por primera vez ya hemos contraído karmas con otras almas y nuestro destino en la tierra estará condicionado por esos karmas. A veces son karmas buenos, es decir que tenemos lazos energéticos de amor con otras almas, que se convierten en nuestra familia espiritual y con las que compartimos nuestra existencia en todas las dimensiones y con las que nos encarnamos en casi todas las vidas, siendo padres, hermanos, tíos, abuelos, amigos, cónyuges... cambiando a menudo de roles, es decir en esta vida quien es tu padre pudo ser tu madre o tu hermano o tu hijo en otras vidas. Estos lazos familiares son un apoyo necesario, son nuestra ayuda, nuestra fortaleza en este camino tan largo y duro hacia nuestra verdadera esencia.
También hemos contraído karmas negativos fruto de los miedos, la envidia, las dudas... cuyo origen ya expliqué en el apartado "el Origen". Estos karmas negativos atraen a nuestras vidas a las personas con las que los hemos contraído, porque es necesario limpiar y transmutar ese karma en una energía de perdón, compasión y amor, aunque a veces parezca imposible.
Todos estos karmas, tanto los positivos como los negativos, condicionan las épocas y los lugares donde vamos a nacer, y también a las personas que vamos a tener formando parte de nuestra vida, pero de esto ya hablo en el apartado del "karma" y "el Destino".